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La administración Chaves, ha buscado eliminar las tarifas mínimas y la colegiatura obligatoria para poder ejercer, que aplican varios Colegios Profesionales; en la línea con la recomendación que nos hace la OCDE.

Esta medida, la Cámara de Comercio de Costa Rica, la ha venido solicitando por muchos años.

Es inconcebible que en un país donde destacamos a nivel global por nuestro talento, incentivemos una protección que atenta contra la competitividad y la innovación; prueba de ello es el crecimiento de la inversión extranjera directa.

Un precio mínimo para trámites, procedimientos o servicios sencillos o complejos, no es más que un proteccionismo que nos encarece el costo de vida a nivel personal y la competitividad a nivel empresarial. Se presta igualmente para competencia desleal y penalidades entre quienes sí la aplican y quienes son flexibles; conscientes del alto costo, sobre todo, cuando es un trámite muy sencillo.

Una colegiatura obligatoria para ejercer, causa zona de confort en los colegios que la solicitan, siendo un costo y no un beneficio para el profesional que se ve obligado a pagar la membresía. Muy diferente sería si el valor agregado ofrecido, motivara a su incorporación y el agremiado lo utilizara para diferenciarse por el valor recibido.

El libre comercio y la mayor competencia, solo se traduce en mejores precios e innovación. Brinda oportunidades a las PYME´s (98% del parque empresarial en Costa Rica) o al profesional independiente, a competir por menores costos y a las grandes empresas, a buscar mayores eficiencias internas, que en todo caso, se traducen en mejores servicios. Ambas, las grandes y pequeñas crecerán, si innovan en los servicios que ofrecen. Pero finalmente, los grandes ganadores y beneficiados son los consumidores, al obtener mejores precios y calidad por cada colón pagado.

En la actualidad vemos que las empresas o profesionales se enfocan en diferenciarse con estudios, certificaciones, conocimiento, experiencia o servicios de valor. Las tarifas mínimas que nos obligan a pagar por servicios, son las que equiparan a los buenos y a los no tan buenos, desincentivan la competencia y lo que es peor, encarecen nuestro costo de vida.

Costa Rica ya apostó por la inserción al mundo y con grandes ventajas. Talento Humano, Democracia, Ubicación, belleza natural etc., son activos que debemos seguir potenciando de la mano de un replanteamiento en la forma que educamos y no a seguir pensando en proteccionismos, que nos hace menos competitivos e innovadores.

No hemos visto que los que lideran en el campo del derecho, medicina, ingeniería u economía, estén ocupados con las tarifas mínimas. Son conscientes que ellos ofrecen mucho más que un precio y se enfocan en continuar innovando en la experiencia de sus clientes.

Pero si se trata de proteger, profesionales en tecnología y comunicaciones, podrían ser tomados en cuenta. ¿Será que necesitan crear un Colegio que los proteja en mundo cada vez más globalizado y competitivo?

Esperamos que no y que tengamos muy claro, que el modelo de precios mínimos y colegiaturas obligatorias, tal vez (no lo creemos), se justificaban a mediados del Siglo pasado.

Hoy promovamos la competencia y la innovación, porque la siembra que hemos hecho con esa visión, nos ha traído cosecha que podría ser mucho más abundante.